Falta recorrer un pequeño pasillo, repleto de personas, flores y globos, para llegar a la sala de maternidad del Hospital los Andes y ya se puede sentir el olor a esterilización, se logra ver batas de los médicos y los llantos de varios bebés ya se escuchan a la distancia.
Muchas madres jóvenes y adolescentes coinciden en que la sexualidad sigue siendo un tabú porque se les hace difícil hablar del tema con las personas que las rodean: padres, parejas, amigos, doctores o farmacéuticos.
Al final de la habitación se encuentra una mamá que accede hablar con el periodista.
La chica parece ser muy joven y las trabas en su pelo negro no ayudan mucho a la primera impresión. Un bebé duerme tranquilamente en una cuna al lado de su cama. La muchacha cuenta que se llama Marta y que tiene 17 años. Ella relata que sí conocía sobre métodos anticonceptivos, pero que no sabía utilizarlos y sentía vergüenza de hablar de este tema con su pareja.
En este nosocomio de El Alto, Marta no es la única joven que quedó embarazada por no utilizar métodos anticonceptivos debido a la vergüenza de hablar de este tema. Ayaris, de 19 años, cuenta que la timidez que sentía cuando tocaba el tema con su pareja fue una de las razones por las que no se cuidó al tener relaciones sexuales.
Además, Miriam, Daniela y Carolina, madres que también quedaron embarazadas a temprana edad, contaron a Página Siete que tienen problemas para abordar el tema de su sexualidad.
"Aun ahora, a pesar de que soy madre, me siento avergonzada de hablar de manera abierta sobre mi sexualidad con mi pareja, con mis amigos e incluso con mi ginecóloga”, confiesa Miriam, de 21 años, que fue madre por segunda vez.
Su primogénita se oculta en las piernas de ella mostrando su rostro travieso, de rato en rato, para volver a ocultarse detrás de su mamá mientras habla con este medio.
Daniela, de 18 años, relata: "Con mi novio me daba mucha pena hablar de mis relaciones sexuales y de cómo protegernos; soy una persona muy vergonzosa y si pasaba no se hablaba más del tema”.
Carolina, otra madre joven que está a pocos días de cumplir sus 21 años, cría sola a su hijo Guillermo, de casi dos años. Ella se cohíbe al hablar de su sexualidad porque piensa que todavía se vive en una sociedad donde la gente aún no lo habla de manera libre y espontánea, "es por esto que existimos tantas mujeres jóvenes embarazadas”.
"Con mis padres tampoco pude hablar de esos temas ni pedirles consejos de cómo debía cuidarme, ya que para ellos tener relaciones sexuales es como un pecado y siempre me criaron como la señorita, por eso se me hacía imposible poder conversar con ellos acerca del tema”, explica apenada.
Entre estudios y pañales
Andrea es una chica que divide su tiempo entre sus estudios universitarios y su labor de madre.
Ella cuenta que los jóvenes aún se sienten avergonzados al hablar de su sexualidad y muchos de ellos tienen vergüenza de ir a comprar un método anticonceptivo.
Andrea quedó embarazada a los 18 años, pero aún ahora siente vergüenza de hablar sobre métodos anticonceptivos con el personal médico, además para ella -según dice- "es normal sentir vergüenza”, por lo menos en su grupo de amigas hablan de estos temas.
Similar criterio tiene Silvia, de 18 años, quien dio a luz un mes atrás a una niña. Ella nunca habló de sexo ni de cómo debía protegerse con nadie porque la idea de ir a una farmacia a pedir un método anticonceptivo la aterrorizaba por temor a pasar vergüenza.
Cuenta que no llevaba una relación formal con nadie. "Simplemente pasó con un chico que conocí en una fiesta y no me animé a decirle que se ponga el condón”.
El tabú
El tabú que existe en la sociedad boliviana hace que los jóvenes no puedan hablar abiertamente de métodos anticonceptivos, explica a este matutino Belén Dávalos, psicóloga especializada en educación sexual y reproductiva. La psicóloga cree que la información existe y está al alcance de todos, pero aún la sociedad no sabe cómo lidiar con ésta por todos los prejuicios que existen alrededor de la sexualidad.
Alexandra, otra madre joven, reconoce que ella sí conocía algo sobre métodos anticonceptivos, pero no podía hablar del tema con muchas personas adultas.
Ella sostiene que la vergüenza y los tabúes que existen alrededor de la sexualidad fueron un impedimento para poder conocer mejor su cuerpo y así poder evitar un embarazo a tan temprana edad. Alexandra explica que ella fue madre antes de cumplir los 17 años.
La etapa de la adolescencia es muy compleja para cada ser humano, asegura Dávalos.
Se debe empezar por entender que en esta etapa el cuerpo cambia y la misma persona no termina de comprender lo que pasa dentro de sí. De repente la persona siente deseos hacia el sexo opuesto, empieza a desarrollar algunas partes de su cuerpo y muchas veces los jóvenes no tienen el consejo, apoyo o la guía para estos cambios por el temor que aún existe, menciona.
"Es importante trabajar este tema con padres y colegios, que los jóvenes tengan personas que los guíen. La adolescencia es una etapa en la que uno busca el sentido de la vida; ocurren muchas situaciones que lo ponen en crisis. El adolescente por lo general empieza a rechazar cosas de su entorno, conflictos con los padres, la idea de ‘nadie me entiende’ y busca relación con los pares, y los pares que viven exactamente lo mismo”, señala la profesional.
Son muchas las adolescentes que no charlan con sus padres o con personas mayores sobre su sexualidad y sus relaciones sexuales. Es el caso de Jhovana, madre de 19 años, quien comenta que además de tener vergüenza e inseguridad de hablar sobre su sexualidad, tampoco tenía el conocimiento o la educación que tiene ahora.
Existe tal aislamiento entre los padres y las jóvenes que impide que se puedan dar las conversaciones necesarias para evitar los embarazos no planeados.
Jhovana es una de las tantas jóvenes que nunca habló con sus padres sobre sus relaciones sexuales, ya que la mayoría de los padres no está de acuerdo con las relaciones prematrimoniales, cuenta. "Nunca he podido hablar con mis papás de este tema, nunca me han hablado sobre la sexualidad y no me han dado una confianza como para que yo pueda abarcar el tema”, explica la joven madre.
Daniela confiesa, por su parte, que ella nunca pudo hablar de sus propias experiencias, de lo que sentía, de cómo debía protegerse, de su sexualidad en general con nadie en su casa y menos con sus padres. "Mis papás incluso se enteraron del embarazo seis meses después porque tenía miedo de su reacción; mantuvimos el secreto con mi pareja y no se lo dijimos a nadie”.
"Mi pareja al principio me apoyó, después mencionó repetidas veces el tema del aborto e insistió, pero yo me negué. Hoy en día él vive en Perú con su familia, apenas estuvo en el parto de mi hijo y nunca lo noté entusiasmado con la noticia”, lamenta la muchacha.
Las madres adolescentes suelen ser madres solteras, asegura Sonia Calle, ginecóloga obstetra del Hospital Los Andes.
"El 90% de las jóvenes y adolescentes, entre 15 y 18 años, que llegan a consulta vienen con sus padres o hermanos, pero no con sus parejas. Esta situación es lamentable porque por lo general el hombre se desentiende de la situación”, lamenta la profesional en salud.
Embarazos prematuros
Martín Gutiérrez, investigador en CIES, Salud Sexual y Reproductiva, explicó que la vergüenza es uno de los varios factores para que los jóvenes no se cuiden y queden embarazadas.
Además, la directora de proyectos del CIES, Katerine Dávila, agrega que "se registra que dos de 10 embarazos ocurren en adolescentes y jóvenes, es decir que el 18% de los embarazos son entre 15 y 19 años en el país; es de los datos más altos de la región”, afirma.
Publicado por Página Siete