La violencia en el hogar afecta a la
sociedad, ya que crecer en un ambiente hostil hace que repercuta en el
entorno social. Por ejemplo, las mujeres abusadas presentan cuadros de
embarazos no deseados o abortos, además de golpes y trastornos
psicológicos. Pero ¿Qué pasa con los niños que se crían en ese ambiente?
La psicóloga del Centro de Información y Desarrollo de la Mujer
CIDEM, Zoraida Paez, explicó que pueden presentarse problemas
conductuales y cognitivos en el menor de edad que se verían reflejados
en su centro educativo.
Además, los niños pueden presentar cuadros de regresiones, es decir,
un niño de 10 años que se comporta como uno de 7. Ser agresivos en el
colegio o presentar estrés, empezar a somatizar, como dolores de cabeza,
nauseas, mareos e intentos suicidas.
Por su parte, la página saludhealthinfo.com, informa que los
lactantes y los niños pequeños que son testigos de la violencia en sus
hogares generalmente tiene irritabilidad excesiva, conducta inmadura que
no mejora, problemas del sueño, angustia emocional, temor de estar
solos y regresiones para ir al baño, caminar y/o hablar. Los niños en
edad preescolar pueden desarrollar enuresis (orinar la cama) y problemas
del habla, como tartamudez. La exposición al trauma, sobre todo la
violencia en la familia, interfieren con el desarrollo normal del niño,
de la confianza en sí, y los comportamientos de exploración, que son
parte del desarrollo de la autonomía y la personalidad del niño.
Estos niños son víctimas de ese ambiente cruel de sus hogares, por lo
que no habría que culparlos, señaló Paez. Además que un buen trato y el
explicarles lo que está mal, junto con una terapia podría ayudarlo a
salir de ese círculo.
Muchos estudios han demostrado que los niños que crecen presenciando
estas situaciones de violencia y abuso en sus hogares, sufren de abuso
emocional, tienen problemas de comportamiento y de aprendizaje, también
tienen mayor riesgo de padecer depresión, bajo rendimiento escolar,
aislamiento social, y constantemente se quejan de dolores corporales, de
estómago y de cabeza. A menudo, en la escuela y en el patio de recreo,
van a mostrar actitudes agresivas y la violencia que mostraran será en
la medida del comportamiento agresivo del que son testigos en el hogar.
Detrás de todos estos "síntomas" de la violencia en el hogar, los niños
también tendrán respuestas emocionales, es decir, a menudo mostrarán
ira, terror intenso, miedo de morir, o temor a la pérdida de su padre,
madre o familiar. Los niños pueden tener sentimientos de ira, culpa, o
sentir que ellos son responsables de los actos violentos, lo que puede
alterar su desarrollo emocional y social.
Incluso, los niños y jóvenes víctimas de violencia estarían corriendo peligro ya que son impulsados a abandonar sus hogares.
Paez lamentó la actitud de la sociedad machista, ya que se crían a
los niños con roles distintos. Es decir, la mujer debe quedarse en casa a
jugar con la cocinita y los varones juegan con autos y salen a
trabajar, lo que ayudaría a que se genere acciones violentas.
“Hay que contar con igualdad en derechos, porqué no darle a un niño a
un oso y no un auto. ¿Por qué no decirle que juegue a la cocina porque
el también tiene que cocina, o a las niñas decirles q jueguen con
autitos porque también tienen que saber manejar? El error es que desde
pequeños los criamos con sus roles señalados por la sociedad machista y
parte de una educación en casa y escuela de derechos equitativos e
iguales a ambos”, enfatizó.
De acuerdo a Paez, todo dependería de la educación en la casa y en el
colegio. “Se debe enseñar, informar y transversalizar el género en la
educación, tiene que existir políticas públicas”, señaló.
Se recomienda ayudar a los niños asegurándoles y reiterándoles que
ellos son amados y que no han incurrido en la falta. Los niños necesitan
sentir que están protegidos y seguros. Salirse de una relación abusiva,
es una forma de enseñarles con el ejemplo, el que la violencia está mal
y se debe evitar.
Publicado por Gaia Noticias
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